Back to local. Meant to last. En búsqueda de la resiliencia y la perdurabilidad.

Tendemos a pensar que vivimos inmersos en un sistema lineal, estable, previsible. Para ello, el ser humano desarrolla herramientas tecnológicas y modelos predictivos  y planes para adelantarse a los acontecimientos, para generar un marco de seguridad sobre el que actuar. Nada más lejos de la realidad que nos está tocando vivir. 

Los últimos años han roto todos los esquemas y todas las previsiones de gobiernos, ciudadanos y, por supuesto, empresas. 

La pandemia primero, y ahora la guerra en Ucrania, han puesto en jaque un modelo globalizado basado en la segmentación de procesos productivos, que desde su edad de oro allá por los años 90, ha entrado en declive y ahora necesita ser reformulado. 

El consumo desmedido, el usar y tirar, el vivir pensando que los recursos son ilimitados se demostró ya hace tiempo absolutamente insostenible. De hecho, el cambio es que ahora sí somos conscientes de ello. 

¿Es necesario recuperar ese modelo que levantaron las generaciones nacidas en los años 50 y 60? ¿Aquellas que trabajaron en fábricas en sus municipios de residencia y que producían bienes “para toda la vida”?

VUELTA A LO LOCAL

El aumento del coste laboral en algunos países que concentran la fabricación de bienes, el creciente coste de la energía y, a raíz de la pandemia, la dificultad para poder acceder a materiales, el incremento desmesurado de los costes en la logística marítima (que concentra el 80% de los transportes internacionales) y, ahora con la guerra, la interrupción de la Ruta de la Seda, han hecho desaparecer la motivación principal del modelo globalizado: la optimización de costes. Fabricar fuera ha dejado de ser rentable en muchos casos, pero sobre todo, fiable.

La enorme sensación de inestabilidad e incertidumbre sostenida en el tiempo ha provocado que muchas empresas se hayan planteando relocalizar total o parcialmente su producción a zonas de confianza, más cercanas, buscando modelos más resilientes. 

Pero esto no es nada nuevo. Veníamos de allí ya hace décadas y, por lo tanto, algunos modelos empresariales ya nacieron bajo esta premisa estratégica: fabricar localmente y controlar o integrar toda la cadena de valor. 

Ese es el caso de dos empresas del Cluster Disseny que cuentan en su haber con más de 40 años de historia cada una: Crevin y RS Barcelona. 

No es casualidad que ambas sean empresas familiares. Con cada cambio generacional han sabido evolucionar y adaptar sus estrategias a cada cambio producido en el mercado, pero también trasladar el testigo de una especialización vinculada al proceso industrial.

Crevin, liderada ahora por su tercera generación, cuenta con un modelo totalmente integral, asumiendo de forma interna desde sus instalaciones locales en Terrassa el desarrollo de producto, la tejeduría, los acabados y los tintados. Su posicionamiento estratégico se basa en una cuidada selección de tejidos basados en la durabilidad, tanto por sus materiales como también por sus diseños atemporales.

RS Barcelona, por su parte, produce en su fábrica de Viladecans futbolines, billares y otros productos pensados para el hogar bajo el concepto del “intense living”. Su expertise trabajando de forma casi artesanal el metal junto con procesos de producción industriales y su apuesta estratégica por el diseño de piezas tan singulares les ha llevado a exportar cerca del 95% de sus productos.  

PARA TODA LA VIDA

El pasado día 30 de marzo, la Comisión Europea publicó un Paquete de Propuestas del Pacto Verde Europeo con el objetivo de hacer de los productos sostenibles la norma.

La presión del consumidor, por tanto, encuentra reflejo en las normativas regulatorias impuestas por los estados. Está aún por ver qué forma adoptará este cambio legislativo, pero sin duda propiciará un cambio de escenario que afectará tanto a empresas fabricantes como a diseñadores.

Una de sus propuestas es el Reglamento sobre Ecodiseño de productos sostenibles, que establece nuevos requisitos de diseño obligatorios para hacer que los productos sean, entre otros aspectos, más duraderos, reutilizables, actualizables y reparables.

Y es que muchas veces se tiende a buscar un cambio en la materialidad de un producto para hacerlo visiblemente sostenible de cara al usuario y, sin embargo, los conceptos de durabilidad, incluida la reutilización o la reparabilidad, son aspectos previos a esa consideración. Son la esencia de la sostenibilidad.

Los futbolines y billares de RS Barcelona añaden a ese concepto el de la versatilidad, pudiendo actualizarlos al momento vital del consumidor. Unas piezas muy singulares que gracias a su diseño atemporal las hace perdurar en el tiempo, casi convirtiéndolos en objetos de legado que serán traspasados muy probablemente de generación en generación. 

Lo mismo ocurre con los clásicos reeditados por Mobles 114, la consolidada editora de mobiliario contemporáneo que cuenta con casi 50 años de experiencia y varios reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional de Diseño.

Con toda su cadena de valor localizada en la provincia de Barcelona, editan gran parte de sus productos basándose en modelos de ecodiseño.  

Defensores de la sobriedad como principio básico de la durabilidad de los diseños que editan, huyendo de estridencias y tendencias efímeras, apuestan por la reedición de sus muebles y objetos que forman parte de su colección Classic. Desde la profunda admiración por sus autores y desde el rigor y el respeto que produce transmitir valores culturales que forman parte del patrimonio cultural de la humanidad rescatan muebles del olvido o de las colecciones de los museos con el propósito de llevarlos al mercado, convirtiéndolos en objetos de gran valor y legado para sus usuarios. 

EL FUTURO DE LA HERENCIA INDUSTRIAL Y ARTESANAL 

La capacidad industrial y artesanal, no solo catalanas sino europeas, han sufrido en las últimas décadas una fuga de capacidades, en pro de la industrialización y segmentación y deslocalización de la producción dentro del contexto globalizado.

Contamos aún con un tejido de profesionales especializados, pero es clave que este encuentre relevo en las nuevas generaciones. Aunque poco incentivadas por el marco formativo vigente, estas están encontrando referentes gracias al alcance de las redes sociales que combinan el acceso al propio proceso artesanal y creativo con el protagonismo y visibilidad de los creativos artesanos detrás de los mismos. Algunos, además, experimentan añadiendo una capa de tecnología que redefine el propio concepto artesanal generando nuevas narrativas. 

Algunas empresas del colectivo han sabido acercarse, recuperar y aplicar este talento experto de artesanos catalanes en el diseño y producción de sus diseños.

Es el caso de BAG Disseny STUDIO con su editora Livingthings, que produce objetos de forma local como condición indispensable y colabora con artesanos de la provincia de Girona.

Muny es un ejemplo de su labor en la búsqueda de la optimización de recursos del ámbito local. Este taburete está formado por madera de pino y materiales que provienen de los residuos, como el poliéster, que bajo su nueva apariencia una vez reciclado es tejido a mano por artesanos locales, mejorando la percepción del material original a través de la tradición de una forma eficiente e innovadora. Además, recupera una pieza de mobiliario tradicional, como es el taburete de ordeñar, y lo recontextualiza para encontrar su sitio en viviendas y espacios públicos, como por ejemplo el museo de Terracotta.

Otro miembro del Cluster Diseño que apuesta por recuperar la tradición de la industria local, en este caso la de la piel, es Estudi Ribaudí, a través de su editora Toru

Con su sede ubicada en una antigua fábrica de curtidos del siglo XIX, su trabajo se inspira en la piel y las posibilidades que este material ofrece para experimentar nuevos usos y formas, creando un nuevo lenguaje con cualidades táctiles únicas que conectan desde la emoción. Prueba de ello es Babu, construida a partir de una sola pieza de cuero.

Su apuesta y su pasión por la industria de la piel, han llevado a este estudio a recuperar materiales provenientes de elementos típicos del proceso de curtir cuero, desechados por el paro y abandono de muchas adoberías. 

Estudi Ribaudí a través de la silla Rexix busca dar una segunda vida a las maderas de los “bombos” de curtir el cuero, unos materiales de gran calidad debido a las exigencias del propio proceso: tanto mecánicas como de exposición al agua.

Emiliana Design, por su parte, en colaboración con el expertise de Cerámica Ferrés, idearon Garbet, una revisión contemporánea de las celosías mediterráneas tradicionales, introduciendo el concepto de la reutilización en el mundo de la construcción y el interiorismo.

El sistema, basado en el diseño de unas piezas de cerámica modulares, facilitan un esquema autoportante exento de elementos de apoyo fácil de instalar y desinstalar, permitiendo de esta manera una gran versatilidad y la recuperación de este elemento constructivo dándole múltiples vidas y generando entornos a medida en función de las necesidades. 

Garbet, está producida enteramente con arcillas locales de la Bisbal, una zona que concentra una especializada capacidad ceramista, una industria que por definición no genera residuos, puesto que la arcilla se puede recuperar, reciclar e integrar en el mismo proceso productivo en su totalidad. Aunque introduce algunos procesos industriales, como el de la extrusión en el caso de Garbet, requiere de un gran conocimiento por parte del ceramista para dotar a la pieza de los acabados artesanales necesarios.

DISEÑAR PARA REPARAR

Reparar es uno de los conceptos que forman parte del renombrado quinteto de “erres” que definen las acciones clave para reducir el impacto de nuestra vida sobre el planeta. 

La reeducación en este principio supone un reto no menor viniendo de una cultura del “usar y tirar” tan extendida en las pasadas décadas. Sin embargo, cada vez más usuarios reclaman poder reparar sus bienes, ya sea por conciencia, por apego emocional a los mismos o por necesidad. A través de la visualización de un vídeo tutorial, los usuarios pueden optar a reparar al más puro estilo “do it yourself”, pero también haciendo uso de los servicios ofrecidos por talleres especializados. 

Algunas marcas ya están dando el paso para ofrecer la posibilidad de adquirir recambios de componentes de los productos que producen. Esto supone un reto a nivel de almacenaje que se puede girar en contra del propio principio de sostenibilidad. Si una pieza en almacén tiene poca salida, ese material finalmente genera unas mermas que serán eliminadas.

Kave Home, consciente de que alargar el ciclo de vida de los productos es el gran reto para esta y la futura década que deberán afrontar las empresas, han apostado por generar diseños modulares. De este modo, cuando una pieza del producto se estropea, puede ser sustituida por una nueva a la par que se reduce muy considerablemente el número de referencias en almacenes.

Aun así, este tipo de soluciones requieren de solventar cuestiones estéticas y de percepción importantes por parte de los consumidores. Las piezas repuestas pueden no tener la misma tonalidad o los mismos acabados que las originales y no todos los usuarios perciben esas soluciones como válidas u óptimas a día de hoy.  

Otras empresas amplían dichos servicios posventa asumiendo la reparación de sus productos. Es el caso de Urbanauta, que completa y alarga el ciclo de vida de sus mochilas y accesorios, diseñados con materiales de alta durabilidad ofreciendo este servicio de reparación de forma gratuita en su taller de Barcelona. 

Urbanauta nació con la motivación de generar productos sostenibles desde el punto de vista social y ambiental, lo que les ha llevado a trabajar con materiales y talleres de proximidad dentro del área de Barcelona. Este hecho les permite conocer y controlar mejor todo el proceso de producción a la vez que establecer una relación de confianza y cercana con todos ellos. Su filosofía sostenible 360º les ha llevado a buscar también la complicidad de los puntos de venta con los que colaboran para generar puntos de recogida de sus productos y darles una segunda vida en la medida de lo posible. 

Sonia Monclús 

Cluster Manager & Knowledge Broker

Artículo siguiente

Newsletter